jueves, 19 de diciembre de 2024

Elefante rosa en Navidad

Ya no falta nada para Navidad; caí en cuenta de esta situación desde hace algunas semanas porque el tráfico se hace insoportable y caótico, el tránsito peatonal en las principales calles de nuestra ciudad empieza a convulsionar y la aparición de ambulantes es inevitable por doquier.

Fuera de estos sucesos mencionados que aparecen como recordatorio o red flags de que la Navidad se avecina, hace poco leí una nota que hablaba sobre nuestra eficiente e incorruptible, la Benemérita Policía Nacional del Perú, señalando cómo su labor mostraba un máximo de intervenciones en los meses de julio y diciembre, que curiosamente coinciden con el pago de las gratificaciones.

No quise dejarme llevar por el colectivo pensamiento de la gente, pero pude constatar de primera fuente que efectivamente hay un singular incremento en las intervenciones policiales, sobre todo de los efectivos policiales que pertenecen al escuadrón de tránsito. Vengo trabajando en la zona del parque industrial desde hace más de un año. Así que específicamente en esta época me dispuse a estar más atento a la presencia de los efectivos policiales. Curiosamente, efectivamente, en el mes de diciembre he podido constatar visualmente todos los días —no exagero—, por lo menos de lunes a viernes, sin falta alguna, mínimo a dos efectivos policiales interviniendo alguna unidad vehicular, desde las vans, “loncheritas" y muchos camiones que a leguas evidencian estar en falta y mínimamente no contar con el certificado de inspección técnica vehicular vigente o permisos para el tipo de carga que transportan.

Obviamente, nuestros efectivos policiales saben de probabilidades, así que no intervendrán vehículos que a primera vista cuenten con toda la documentación en orden. Algo que, por cierto, es muy evidente y la verdad que hasta vergüenza ajena me da, se nota demasiado su “eficiente y eficaz” labor de intervenciones policiales en esta época del año.

Desde hace unos años que vengo desarrollando mi vida laboral profesional; siempre la Navidad también se hace mostrar en el trabajo a su manera, dado que comienzan los pedidos de las cuotas para el compartir del equipo de trabajo —fuera de la fiesta o compartir que hace la empresa para todos—. Por lo menos en mis últimos dos empleos me he topado con esa costumbre —celebrar doble— y a decir verdad no me desagrada. Y no olvidemos lo más importante, el juego del ángel o amigo secreto, pasatiempo que, por cierto, es el que más me agrada en esta época del año. Finalmente, lo que valoro de este pasatiempo es la disposición de aquella persona —incógnita para uno— para ingeniárselas y hacer lo posible por mantenerse en incógnito y, además, semanalmente sorprender con la muestra de algún detalle, que obviamente en cada ocasión tiene que variar y no ser repetitivo. Valgan verdades y vale la pena resaltar ello; será que lo vivo así porque en los últimos años mi ángel siempre ha sido una mujer y —como sabemos— tienen mejor tino para estas lides del fin de año.

Las semanas previas a la Navidad se pueden sentir también porque de pronto se organizan infinidad de reuniones, familiares o amicales. En mi caso no puedo quejarme, dado que estas semanas he podido disfrutar de buena compañía, aunque ello haya implicado movilizarse y acomodar los tiempos de manera ajetreada, pero valieron la pena, y es que ciertamente, cuando alguien desea algo, busca la manera de conseguirlo acomode lugar.

Finalmente, están los que hacen las compras a último momento —siempre he sido detractor de aquel grupo humano—; debido a los últimos acontecimientos en mi día a día, he pasado a formar parte de este grupo, por lo que recién en estos días me puse las pilas e inicié con la ardua tarea de conseguir el regalo idóneo. Felizmente he logrado la consecución de estos ítems. Lástima que con mi regalo no tuve ese éxito, pero lo importante es recibirlo antes que se termine este año, que por mucho y de lejos, ya me ha regalado mucho, desde las derrotas, las pérdidas y ausencias, así como también nuevos vínculos, experiencias y aprendizajes.

Ciertamente, lo más importante de un evento como la Navidad, que funciona como acto protocolar para la incitación de una reunión, compartir y demás, es que busquemos conectar con las personas que nos rodean en estas fechas, desde conocidos, amigos y familiares. Resalto que no debe ser desde la hipocresía, como escribirle un mensaje a alguien solo porque es Navidad o hacer de cuenta que no hay diferencias y todo es color de rosa, sino más bien buscar una conexión genuina primero con nosotros mismos y luego también con quienes nos rodean. Así que regálate también una inspección a tu interior y, si te topas con un elefante rosado en tu interior, pues aprovecha y sácatelo de una buena vez.

Sin más que decir por ahora en este espacio, les deseo: Feliz Navidad a cada uno de ustedes.