jueves, 26 de septiembre de 2024

Acoso telefónico

 

Este es un drama de la vida real. Lo vengo viviendo desde hace más o menos un par de meses. De lunes a viernes, desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, vengo siendo víctima de acoso telefónico. Sistemático, casi sin parar. Y no me refiero a las llamadas con las que suelen atacar los extorsionadores – dicho sea – es un tema que ya se le escapó de las manos al gobierno. El hostigamiento del cual vengo siendo víctima proviene de empresas de telefonía, bancos, universidades, operadores de TV y hasta tiendas de ropa.

Método de hostigamiento 1: el cliente elegido

-Sr. Jorge Zaferson lo llamamos del banco X para decirle que ha sido elegido de nuestra base de clientes para obtener hoy una tarjeta de crédito, con una línea de crédito disponible de X soles, los cuales podrá utilizar inmediatamente al finalizar esta llamada, ¿Me proporcionaría su dirección para poder enviársela?

-No señorita, gracias. No deseo ninguna tarjeta de crédito por el momento.

-Pero señor, tenga en cuenta que tendrá una línea de crédito sin intereses y ahora mismo sin firmar algún documento, solo tiene que decir SI en estos precisos instantes.

-Señorita no deseo la tarjeta, gracias. En estos momentos estoy ocupado. Disculpe.

-¿Cuál es el motivo por el cual no desea aún nuestra tarjeta de crédito?

-Porque estoy conforme con las que actualmente manejo, y no necesito añadir otra a mi uso. Tengo que cortar. Disculpe.

Fin de la conversación. Para comenzar una entidad financiera que otorga créditos, siempre cobra intereses sino como ganaría dinero; no entiendo cómo puedo estar en su base de datos, fácil me sacaron de una lista de datos de la Deep web o – quizá menos probable jaja – es que sea por el hecho de haber comprado en una tienda por departamento que coincidentemente lleva el mismo nombre del banco.

Método 2: migración de operador móvil

-Buenas tardes, ¿con el Sr. Jorge Zaferson, titular de la línea? Lo llamamos de Movistar para informarle que tenemos planes que se adecuan mejor para usted.

-Disculpe joven, pero en estos momentos no estoy interesado en los planes de telefonía de Movistar.

-Anímese, contamos con equipos a un bajo costo. Nosotros nos encargaremos de realizar la migración de operador. Sin costo alguno y de manera inmediata.

-No gracias. Me siento a gusto con el equipo y plan que tengo ahora. No quiero migrar. Hasta luego, disculpe.

Fin de la conversación. Probablemente a muchos los han llamado con la misma finalidad. Pero se convierte en hostigamiento cuando te llaman por lo mismo aproximadamente dos veces al día y peor aún siendo del mismo operador móvil. 

Método 3: servicio al cliente

-Buenas días, Sr. Zaferson. Lo llamamos de tiendas X para saber si quedo conforme con su traje y con el servicio brindado en nuestro local.

-Señorita en estos momentos no puedo atenderla, pero todo muy bien.

-Entonces, por favor podría responder a las siguientes preguntas.

-Señorita no puedo, disculpe.

-Entonces, ¿en qué momento estará disponible para volver a llamarlo?

-Pues a partir de las siete de la noche aproximadamente.

-Entiendo, pero a esa hora ya no será posible, para otra oportunidad será. Tenga buen día.

-Igualmente señorita.

Fin de la conversación.

Así me la paso contestando llamadas todos los días, con amabilidad, cortesía y educación. Muchos ya me han dicho que los debo mandar al diablo, que me queje al Indecopi, que simplemente no conteste o mejor aún descargue una app que funciona como detector de esta clase de llamadas y automáticamente las desvía. Pero no lo hago por el simple hecho de que en ocasiones me llaman de centros educativos por cursos y charlas que se van a dictar, las cuales me interesan. De suscripción de diarios y revistas que me interesan, ofreciéndome descuentos y membresías mejoradas. De un nuevo trabajo al cual me pude postular y espero el contacto. Y hasta de la SUNAT o mi SAB, ya que algo importante tendrán que decirme. 

Además, porque desde hace un tiempo tengo conocimiento que por cada llamada contestada, es una llamada pagada para las personas que trabajan en call center. Si nadie te responde ese día, simplemente no cobras las comisiones, que implícitamente dicen que ganarás como parte de tu salario mensual, cuando en realidad solo te llevas la RMV. Seguiré aceptando las llamadas, pero espero que ya no me acosen tanto.

jueves, 19 de septiembre de 2024

Ya no eres como antes

Pienso que menos mal no somos los de antes. Yo no sé si en cinco minutos siga siendo el mismo, cada minuto puede ocurrir algo que nos haga cambiar por completo, ya sea desde la forma de pensar, sentir o ver las cosas, esa es una realidad, como seres humanos somos seres cambiantes, porque estamos orientados a evolucionar para bien o mal, así que esa es una realidad rotunda.
Hagamos el ejercicio de ponernos a pensar y evaluar cuanto hemos cambiado, detectando todas aquellas situaciones que específicamente nos han ido conduciendo al cambio. Comienzo haciendo este ejercicio, pudiendo decir que efectivamente no soy el de antes, y en buena hora la verdad, si retrocedo, y por ejemplo encuentro al Jorge que inició la universidad, pues he cambiado mucho – y no me refiero solo a madurar – desde las metas, pilares de forma y pensamiento; ahora, no yendo tan distante en el tiempo, puedo decir que en el corto plazo también he afrontado cambios y tomado decisiones que me permiten estar mejor conmigo mismo. 
Hace unos días mantuve una conversación con alguien a quien no veía hace muchos años, el momento fue enriquecedor en muchos aspectos, pero algo se me quedo dando vueltas en la cabeza, fue la frase: “ya no somos los de antes”. Ambos llegamos a la conclusión que efectivamente no somos como éramos, y partimos de la premisa que, en realidad, nadie en absoluto es como antes, porque, por el contrario, dada nuestra naturaleza, pues en realidad siempre estamos siendo. Todo el tiempo ocurre en nuestra vida diversos eventos, que, sin importar el tamaño de las repercusiones, pues siempre nos van a ir modificando nuestra manera de ser y la manera en cómo abordamos la vida. Por lo que, en definitiva, puedo llegar a la conclusión, que se me dificulta el pensar que haya un ser humano donde en las diferentes áreas de su vida sea “como antes”.
Siendo sincero, puedo decir que menos mal no soy el de mis veinte; actualmente tengo veintisiete y para alguien mayor de treinta, pues la edad entre los veinticinco y veintinueve son las épocas doradas en apogeo de la juventud, ya la historia cambia un tanto cuando uno pasa la famosa crisis de los treinta y mucho también conllevará como lleguemos a ese momento de nuestras vidas. Así que, al estar aún joven, en definitiva, estas líneas caerán por su propio peso para el Jorge que las vuelva a releer cuando haya pasado la edad de los cuarenta o cincuenta – si es que llego – y es que la vida es como un buen vino, mientras más tiempo tenga, mejor se podrán connotar los tonos que tenga para aportar. 
Así que partamos por el hecho de captar el ritmo de la vida, que todo el tiempo estamos cambiando, porque si no vamos a ese ritmo, pues simplemente nos convertimos en una versión desfasada de nosotros mismos. Imagina por un momento, como serían las apps de tu celular sin las actualizaciones, lo notorio es como cambia la interfaz, lo que uno puede observar, pero también incluye el paquete de mejoras a nivel interno, aquello que es implícito, como la velocidad, la inteligencia, la accesibilidad, etc. Pues pienso que tal cual ocurre con nosotros. 
Me pasa que cuando converso con gente mayor, siempre escucho la frase: “es que antes era mejor”, y no dejo de pensar en cómo se quedaron atascados como si fuese un bucle. Por mi parte me permito decir, creo que lo mejor es lo que ocurre en el presente, lo que te está pasando en este momento, no lo que ocurrió en el pasado. Aunque también he de rescatar que el hecho de ese pasado fue necesario para poder haber llegado hasta este momento, este presente como tal. Y es que, así como ocurre en las actualizaciones, no nos podemos saltar directamente de la versión 1.1 a la 5.1 sin considerar un trabajo previo. 
Y si aún te caben dudas para cuestionar esta posición, pues te lanzo lo siguiente: lo mejor ocurre ahora porque estas vivo, tienes la capacidad de decisión en el presente; por el contrario, si te quedas en el pasado pues en definitiva estas renunciado a la vida, eso está clarísimo. Como seres humanos, la transición de nuestras mejoras no se hace en un laboratorio, sino en la vida misma, a partir de todo aquello que nos vaya ocurriendo en lo cotidiano, así en esos momentos nos estamos permitiendo hacer modificaciones al código de nuestra versión. Y si, por el contrario, decides quedarte encapsulado con el pasado, también está bien, pero asume esas consecuencias como tal y no jodas a los demás. 
Esto es un reto, acompañarse uno mismo y elegirse desde lo que es hoy. Pararse en la vida es super retador, es bravo y lo digo por experiencia propia. Así que gente, permítanse ir por más, por el deseo de querer vivir, por cuestionar todo aquello que la vida te ponga en frente y mejor aún, te cuestiones a ti mismo.  Esto de cambiar no es ser desleal a tus principios o raíces, sino más bien transmutar, y fuera de cosas, también estamos en derecho de cambiar desde lo más esencial de nosotros, y esto debe quedar claro también con el entorno, si a alguien no le gusta el cambio, pues ese es su problema, no el tuyo.
La vida es retadora y eso la hace única. Vivámosla.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Estar bien con uno mismo

 

Hace unas semanas abordé la lectura de dos libros en simultáneo, uno de ellos aborda la forma en que uno como ser humano puede contextualizar el sentir, las emociones y las vivencias; el otro, aborda historias de personas que pasan por un consultorio de psicoanálisis, según cada caso, es así como poco a poco se muestra la manera en que estas personas y el psicoanalista, se escabulleron y abordaron la trama de cada historia de vida en un diván. Llevar la lectura de ambos libros, me invitó a cuestionarme lo siguiente: ¿Cómo puedo estar bien conmigo mismo? y por consiguiente, ello me llevo a la siguiente premisa: ¿Qué es estar bien con uno mismo?

En respuesta a este último cuestionamiento, pues me permito decir que estar bien con uno mismo, proviene del momento donde nos hayamos hecho cargo de todo aquello que nos incomoda, ya sea del pasado o del presente, pero sobre todo del pasado, porque eso significa ya no estar arrastrando una historia, que puede venir quizá desde la niñez, como nuestros vínculos que enlazamos con la familia nuclear, las primeras interacciones con personas “desconocidas”, etc.

Así comencé con empaparme más sobre el tema, y poco a poco he venido aprendiendo ciertas directrices, las cuales son básicas en el ansiado bienestar que buscamos como seres humanos. Cabe resaltar que es una chamba mega intensa e inmensa, debido a que demanda mucho trabajo personal y, sobre todo, compromiso. Por eso como preámbulo, puedo decir que estas líneas no van desde lo que he podido leer, escuchar o asimilar, sino más bien desde la puesta en marcha con acciones y determinación.

Uno debe comenzar, identificando aquello que le hace bien y que no le hace bien. Después nos damos paso a elegir, siendo netamente conscientes de la elección que estamos tomando. Cabe destacar que también podemos elegir aquello que nos hace mal, pero hagámonos cargo de la elección, para que después no jodamos a los demás con nuestros pesares como producto de las decisiones que tomamos. Y es que ocurre, que cuando identificamos que nos hace bien y que no, pues nos vamos volviendo mas conscientes, por lo que, desde ese estado de consciencia, nos podemos permitir tomar decisiones por lo menos mas acertadas y asertivas, así como elegir con quien juntarte, donde quedarte, donde irte y hasta quizá que comer.

Tenemos que estar en un estado responsable, donde nos permitamos identificar a los seres humanos de nuestro entorno y con ello elegir conscientemente los vínculos. En lo personal, me pasa que cuando conecto, converso o interactúo con ciertas personas, a veces, no me quedan sensaciones agradables, por lo que debemos asumir la responsabilidad de hacer algo al respecto – y no es buscar cambiar a esa persona, es ilógico – posicionándonos en primer lugar, porque eso también es estar bien con uno mismo.

Cuando estoy bien conmigo mismo, pues desde ahí estoy bien con los demás; y es que cuando ando de mal humor, con cara de mierda, pues simplemente todas las conexiones se pueden empezar a deteriorar, y eso es irritable, no solo para mí, sino peor aún, también para la persona que tengo en frente. Así que en mí caso, no pongo en nadie la responsabilidad de mi bienestar, esa responsabilidad le compete a uno mismo; aunque definitivamente habrá ciertos momentos en donde como seres imperfectos que somos, podamos y/o debamos recibir el bienestar que otros nos puedan otorgar, y eso también está bien.

En conclusión, estar bien con uno mismo nos conlleva a ser una persona mas equilibrada, dentro de los matices que nos puede permitir el uso de esta palabra como tal. Lo que es sumamente importante, es hacerse cargo de la búsqueda de aquello que nos hace bien, por lo menos a un nivel medianamente consciente, ya que ese podría ser el eslabón que nos permita llevar la vida al siguiente nivel. Dejo en claro, que tampoco debemos caer en el narcicismo acrónico que a veces algunos llevan por allí, porque definitivamente estar bien con uno mismo no conlleva o implica ser perfecto, alguien que nunca la caga o la ha cagado en su vida, y que si el resto no hace las cosas como uno piensa, dice o hace, pues eso lo desvaloriza inmediatamente como ser humano, ese no es el mensaje gente.

Finalmente, te animo a hacer una lista de aquellas cosas que te hacen bien y mejor aún, hacer la lista de las cosas que no te hacen bien – incluso yendo un poco más allá – hacer la lista de humanos que no te hacen bien; de entrada, te digo que no es fácil, porque definitivamente, incluso esa lista, puede tener nombres de los seres por los cuales puedes tener cariño, amor, aprecio o algún sentimiento positivo en juego, pero corresponde alcanzar ese grado de consciencia que nos permita seguir evolucionando como las personas que somos y buscamos ser, haciéndonos cargo de nosotros mismos.

jueves, 5 de septiembre de 2024

Vivencias

 

Hace once años aproximadamente, ingresé a la Alianza Francesa con la finalidad de aprender francés, en su momento, esta decisión vino abordada por la presión de aprender un idioma fuera del inglés, poco recuerdo de mis motivaciones puntuales para elegir finalmente al francés como una lengua secundaria; ahora, tengamos presente que hace once años, yo era un adolescente de dieciséis años  y permítanme reír  pero cuando uno está en esa etapa, pues adolece de muchas cosas que con el paso del tiempo, nos vamos dando cuenta que finalmente en esos momentos eran solo banalidades; así pues, me encontraba cursando el último año del colegio y creo que como a todos nos ha ocurrido, es en esos momentos donde nos permitimos abordar las decisiones que demarcarán en un inicio, nuestro futuro de vivencias, así llega el momento de la elección de la carrera universitaria, y en mi caso también me cuestionaba si debía seguir en Arequipa o por el contrario partir a Lima en busca de quizá mejores aires para los años que se iban a avecinar, puesto que obviamente siempre van a llegar, ya que no podemos generar un bucle de tiempo como a veces quisiéramos.

Siendo sinceros, pues específicamente el francés no me ha aperturado puertas laborales y esto debido a que tampoco me he enfocado en buscar esas alternativas donde tuviera predominancia; así que desde hace unos años venía cuestionándome el porque en mi adolescencia había deseado aprender este idioma y no haber barajado otra alternativa. Sin embargo, caí en cuenta que cuestionarme esta decisión en la actualidad, no tiene sentido alguno, puesto que el Jorge de ese entonces era otra versión mía definitivamente, así que como cualquier cosa que sufre alteraciones por el tiempo, pues poco sentido tiene analizarla a fondo, mas aún considerando el entorno de ese momento que ya no está, que solo forma  parte del pasado.

De lo que si no tengo dudas, es poder estar conforme con el hecho de no solo haber aprendido francés – que valgan verdades al no practicarlo como debería, pues lo estoy olvidando – sino de haber conocido a personas maravillosas y valiosas en aquella época, cuando uno es chibolo, pues no valora como debería quizá los vínculos, después de tantos años, puedo decir que en esos momentos me permití gestar la que actualmente es mi amistad más longeva, y no me refiero a conocidos o “amigos” que de hecho tengo con mas años de anterioridad, pero seamos francos, por lo menos en mi caso, de los cientos de amigos/conocidos que puede uno tener en las redes, como por ejemplo Facebook, pues en el ámbito de la vida real, alcanza con los dedos de las manos para contarlos a todos. Así que corresponde cuidar esos vínculos y permitirse seguir gestando momentos que vayan fortaleciendo ese lazo.

Mis vivencias en la AFA fueron muchas y conocí a muchas personas con buena vibra, sin embargo, quiero detenerme en el hecho de haber podido conocer a una maravillosa persona, madame Paola, una profesora que hizo que ame, valore y sobre todo aprenda la lengua, era una mujer única y sensacional, era como una segunda madre para cada uno de los que teníamos el gusto de llevar clases con ella. Nunca olvidaré, cuando muy a su estilo nos hizo una corrección rotunda, pues a veces la llamábamos – erróneamente – “La madame”, hasta que nos dijo que esa palabra va dirigida a la dueña del burdel, y que ella no era dueña de ninguno de esos establecimientos, por el contrario, solo debíamos llamarla como madame Pao. Para nuestra edad, al estar con las hormonas alborotadas, fue un jaque inédito cuando nos hizo esa corrección. Cuando con amigos recordamos esos momentos, siempre nos llevamos risas o sonrisas.

Madame Pao tenía una manera única de llegar a las personas y más quizá a nosotros como adolescentes, habiendo sido una profesional en psicología, educación y también cantante. A nivel personal, me permito contar que, en alguno de esos tantos fines de semana, directamente me habló con seriedad y dulzura para decirme que quería conversar conmigo, como una amiga y como psicóloga. Definitivamente vio algunas actitudes en mí, que llamaron su atención. Siempre que íbamos a visitarla a su casa, ya sea por su cumpleaños o solo como alguien quien visita a una amiga, pues nos pasábamos horas conversando con todo el grupo de amigos, y ella era una más de ese grupo de adolescentes, no existía la diferencia de edad. Sin embargo, cada que debíamos mantener esa conversación privada, siempre yo presentaba una excusa para no llevarla a cabo, a esa edad, el miedo pudo más conmigo. Así los meses fueron pasando y la vida nos permitió celebrar solo dos cumpleaños suyos desde que nos conocimos, hasta que una tarde, estando en la universidad, recibí la noticia, que lamentablemente esa mujer tan maravillosa, que la vida me había permitido conocer, pues había dejado este plano terrenal. Escribir estas líneas aún me provocan sentimientos encontrados, para el momento en que recibí la noticia, solo atiné a salir de clases y mirar al cielo en ese ocaso del día, con un profundo pesar y sentimiento, lanzando unas palabras al viento, con la esperanza y vano deseo, que ella pudiera escucharme. Nunca pude contarle lo que en ese entonces fue un suceso de felicidad en mi vida, nunca pude mantener esa charla que venia postergando, nunca pude despedirme y haberle dicho todo lo que hubiera querido. En ese instante, aprendí rotundamente que en la vida lo único seguro, es la muerte. 

La vida tiene esa esencia, todos nos cruzamos en algún momento de nuestras vidas con algunos seres, solo para transitar juntos nuestros caminos por alguna brevedad posible, y definitivamente de esos instantes poder llevarnos algunas o muchas vivencias, momentos y sobre todo aprendizajes. Actualmente miro atrás, y pienso que quizá después de todo, estudiar francés no fue solo por el hecho de buscar migrar al extranjero, sino también de permitirme conectar con personas que al final de cuentas alguna afición al idioma tenían al igual que yo y compartir el rato desde ese gusto, porque sucede que en el colegio no conectamos desde los gustos – sino más bien desde el gusto de nuestros padres, quienes finalmente son quienes deciden a que colegio vamos – como por el contrario quizá puede suceder en la faceta universitaria o en estos casos como aprender un idioma; en la mayoría de casos, es uno mismo quien toma esta decisión motivado hacia ello desde el gusto propio.

Así también aprendí que debemos vivir el presente, no postergar los momentos para un mañana que siempre será incierto, cuando deban ocurrir citas, conversaciones, reuniones, charlas, viajes y todo aquello que la vida nos arrojé encima, pues tomarlo y abordarlo con el mejor de los ánimos, recibiendo las vivencias desde la alegría o la tristeza. Al final, estas siempre nos dejan aprendizajes y es el mejor regalo que podemos tener para finalmente seguir evolucionando.

Así que permitámonos seguir generando vivencias desde lo que nosotros deseamos, porque eso es lo que finalmente en una década o más, cuando veamos atrás en nuestra propia historia, nos podamos permitir momentos de reflexión, teniendo como punto de partida el momento en donde esas decisiones que íbamos tomando con miras a futuro, pues llegado el momento no solo muestren sus frutos, sino también sean puentes que nos permitan seguir creciendo, porque no tenemos limites como seres humanos, no somos seres que actúen en base predominante al instinto, sino mas bien actuamos desde la libertad y el deseo.

Las vivencias son, en el fondo, nuestro único patrimonio real. Todos los días nos puede ocurrir algo decisivo, algo que sin duda modifique nuestra vida para siempre, y mucho de ello vendrá en base a nuestras decisiones. Al final, somos nosotros los únicos dueños de estas, y cuando corresponda dejar este plano terrenal, no nos llevaremos nada, sino más bien solo dejaremos una historia. Hagamos lo posible por que cada día, sumemos páginas de vivencias a nuestra historia, logrando así, que sea un relato que valga la pena contar.