Pienso que menos mal no somos los de antes. Yo no sé si en cinco minutos siga siendo el mismo, cada minuto puede ocurrir algo que nos haga cambiar por completo, ya sea desde la forma de pensar, sentir o ver las cosas, esa es una realidad, como seres humanos somos seres cambiantes, porque estamos orientados a evolucionar para bien o mal, así que esa es una realidad rotunda.
Hagamos el ejercicio de ponernos a pensar y evaluar cuanto hemos cambiado, detectando todas aquellas situaciones que específicamente nos han ido conduciendo al cambio. Comienzo haciendo este ejercicio, pudiendo decir que efectivamente no soy el de antes, y en buena hora la verdad, si retrocedo, y por ejemplo encuentro al Jorge que inició la universidad, pues he cambiado mucho – y no me refiero solo a madurar – desde las metas, pilares de forma y pensamiento; ahora, no yendo tan distante en el tiempo, puedo decir que en el corto plazo también he afrontado cambios y tomado decisiones que me permiten estar mejor conmigo mismo.
Hace unos días mantuve una conversación con alguien a quien no veía hace muchos años, el momento fue enriquecedor en muchos aspectos, pero algo se me quedo dando vueltas en la cabeza, fue la frase: “ya no somos los de antes”. Ambos llegamos a la conclusión que efectivamente no somos como éramos, y partimos de la premisa que, en realidad, nadie en absoluto es como antes, porque, por el contrario, dada nuestra naturaleza, pues en realidad siempre estamos siendo. Todo el tiempo ocurre en nuestra vida diversos eventos, que, sin importar el tamaño de las repercusiones, pues siempre nos van a ir modificando nuestra manera de ser y la manera en cómo abordamos la vida. Por lo que, en definitiva, puedo llegar a la conclusión, que se me dificulta el pensar que haya un ser humano donde en las diferentes áreas de su vida sea “como antes”.
Siendo sincero, puedo decir que menos mal no soy el de mis veinte; actualmente tengo veintisiete y para alguien mayor de treinta, pues la edad entre los veinticinco y veintinueve son las épocas doradas en apogeo de la juventud, ya la historia cambia un tanto cuando uno pasa la famosa crisis de los treinta y mucho también conllevará como lleguemos a ese momento de nuestras vidas. Así que, al estar aún joven, en definitiva, estas líneas caerán por su propio peso para el Jorge que las vuelva a releer cuando haya pasado la edad de los cuarenta o cincuenta – si es que llego – y es que la vida es como un buen vino, mientras más tiempo tenga, mejor se podrán connotar los tonos que tenga para aportar.
Así que partamos por el hecho de captar el ritmo de la vida, que todo el tiempo estamos cambiando, porque si no vamos a ese ritmo, pues simplemente nos convertimos en una versión desfasada de nosotros mismos. Imagina por un momento, como serían las apps de tu celular sin las actualizaciones, lo notorio es como cambia la interfaz, lo que uno puede observar, pero también incluye el paquete de mejoras a nivel interno, aquello que es implícito, como la velocidad, la inteligencia, la accesibilidad, etc. Pues pienso que tal cual ocurre con nosotros.
Me pasa que cuando converso con gente mayor, siempre escucho la frase: “es que antes era mejor”, y no dejo de pensar en cómo se quedaron atascados como si fuese un bucle. Por mi parte me permito decir, creo que lo mejor es lo que ocurre en el presente, lo que te está pasando en este momento, no lo que ocurrió en el pasado. Aunque también he de rescatar que el hecho de ese pasado fue necesario para poder haber llegado hasta este momento, este presente como tal. Y es que, así como ocurre en las actualizaciones, no nos podemos saltar directamente de la versión 1.1 a la 5.1 sin considerar un trabajo previo.
Y si aún te caben dudas para cuestionar esta posición, pues te lanzo lo siguiente: lo mejor ocurre ahora porque estas vivo, tienes la capacidad de decisión en el presente; por el contrario, si te quedas en el pasado pues en definitiva estas renunciado a la vida, eso está clarísimo. Como seres humanos, la transición de nuestras mejoras no se hace en un laboratorio, sino en la vida misma, a partir de todo aquello que nos vaya ocurriendo en lo cotidiano, así en esos momentos nos estamos permitiendo hacer modificaciones al código de nuestra versión. Y si, por el contrario, decides quedarte encapsulado con el pasado, también está bien, pero asume esas consecuencias como tal y no jodas a los demás.
Esto es un reto, acompañarse uno mismo y elegirse desde lo que es hoy. Pararse en la vida es super retador, es bravo y lo digo por experiencia propia. Así que gente, permítanse ir por más, por el deseo de querer vivir, por cuestionar todo aquello que la vida te ponga en frente y mejor aún, te cuestiones a ti mismo. Esto de cambiar no es ser desleal a tus principios o raíces, sino más bien transmutar, y fuera de cosas, también estamos en derecho de cambiar desde lo más esencial de nosotros, y esto debe quedar claro también con el entorno, si a alguien no le gusta el cambio, pues ese es su problema, no el tuyo.
La vida es retadora y eso la hace única. Vivámosla.